Castillo Himeji (UNESCO)

Explora los terrenos donde se erige esta estructura imponente y maravillosa, y sube las escalinatas estrechas e inclinadas para llegar a la parte superior del castillo.

Los muros enyesados de color blanco del castillo parecen una garza blanca —también conocida en la zona como Shirasagi—, bailando con las alas extendidas. Por eso, el castillo se conoce también como Shirasagi-jo. Está en muy buen estado comparado con otros castillos y ha sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial, entre muchos otros desastres.

El complejo comprende 74 estructuras, que incluyen una torre y una puerta declaradas Bienes de Interés Cultural de Japón. Una característica destacada del castillo de Himeji es la gruesa capa exterior de yeso blanco, que le proporciona gran resistencia al fuego y a las armas de fuego, además de otorgarle su especial encanto.

En 1346 se construyó por primera vez el castillo. Después, el señor de la guerra Toyotomi Hideyoshi (1536-1598), que gobernó casi todo Japón, erigió un grandioso muro que sentó las bases del que hoy conocemos como el castillo de Himeji . A principios del período Edo (1603-1867) el castillo se sometió a una importante obra de restauración que duró nueve años y dio lugar a la estructura actual.

Si te ves con fuerzas para subir y bajar escaleras, no dejes de explorar el interior del castillo.

La compleja estructura del castillo, en especial las tres imponentes torres de vigilancia conectadas entre sí con columnas y pasajes serpenteantes tipo laberinto, funciona bien como fortaleza y tiene el objetivo de confundir a los enemigos invasores. El diseño se pensó para evitar el acceso a la torre de vigilancia más alta y a la fortaleza del castillo, en el centro del complejo. Te avisamos de que, si vas sin mapa, lo más probable es que te pierdas.

Intenta descubrir en las puertas los vestigios de los mecanismos que se utilizaban para dejar caer piedras sobre los enemigos que habían conseguido acercarse a las inmediaciones del castillo. Y si conseguían irrumpir en el interior, se encontraban atrapados en pasadizos increíblemente estrechos.

En los muros del castillo se pueden apreciar multitud de agujeros desde donde se disparaba a los enemigos, y ventanas por las que se les dejaban caer pedruscos encima. En el patio interior hay una cocina por si el castillo se enfrentaba a un asedio o intentaban que sus ocupantes murieran de hambre.

La fortaleza del castillo se erige sobre la cumbre del monte Himeyama, con una altura de 32 metros. Las vistas desde la parte más alta son espectaculares. Admira el panorama e imagina lo que pensarían los señores feudales que querían dominar todo el país. De noche, el castillo brilla con luz propia. Te recomendamos que lo visites al anochecer.

Desde las estaciones de Himeji y Sanyo Himeji se accede al castillo en 20 minutos a pie.