Isla de Kume (Kumejima) 久米島

A tan solo 30 minutos de vuelo de Naha , la isla de Kume comparte muchas de las preciadas cualidades de otras islas de Okinawa, pero a menudo la ignoran los turistas. Visita esta isla volcánica para disfrutar de la playa para ti solo.

Se puede llegar a la isla de Kume en avión o en ferri. Por lo menos necesitarás un día completo para explorar esta pequeña e impresionante isla.

Salen de seis a ocho vuelos diarios desde el aeropuerto de Naha a la isla de Kume. Solamente tardan unos 35 minutos. En los meses de verano, los vuelos salen del aeropuerto de Haneda de Tokio. Tardan alrededor de dos horas y media.

También hay un ferri entre el puerto de Naha Tomari y la isla de Kume. Hace el recorrido dos veces al día y tarda de tres horas y media a cuatro horas.

La mejor manera de moverse por la isla de Kume es en coche de alquiler, en escúter o en bicicleta. El transporte público es escaso y poco fiable.

Hay tres playas excelentes en la isla de Kume. Ve a Eef en la costa sureste, a Ara en el suroeste o a Shinri en el extremo occidental. Hay menos servicios que en la mayoría de las playas de Okinawa , pero verás que estas son mejores para escapadas más tranquilas y serenas.

Si buscas algo más apartado, visita Hatenohama, un banco de arena de siete kilómetros de largo en la costa este al que solamente se puede acceder en un barco turístico. Se ofrecen excursiones de medio día y de día completo. Llévate mucha agua y un pícnic contigo, ya que no hay más instalaciones que los lavabos.

Hay dos formaciones rocosas fascinantes en Kume que vale la pena visitar. Situada en la costa norte, la roca Mifuga es una extraña formación de paredes con un agujero gigante lo suficientemente grande como para caminar a través de él.

En la zona oriental de la isla de Kume, se puede encontrar un tramo llano de unas 1000 rocas conocido como Tatami-ishi, o las «piedras tatami». Expuestas solo cuando hay marea baja, las piedras tienen un diámetro de aproximadamente un metro cada una, y recuerdan a una habitación de tatamis tradicionales japoneses. Se formaron hace millones de años por la contracción de lava después de que un volcán cercano entrase en erupción.

Los gobernantes de la isla construyeron el castillo de Uegusuku en el punto más alto de Kume en el siglo XV. Hoy en día, solamente quedan las ruinas del castillo, pero merece la pena visitarlo para disfrutar de una vista impresionante de la isla.