Vida silvestre y tierras vírgenes en un bosque sobre roca volcánica
El bosque Aokigahara creció sobre la lava arrojada por el monte Fuji durante su última gran erupción, en el siglo IX. Este frondoso y exuberante bosque se extiende a lo largo de 30 kilómetros cuadrados. El poroso lecho de roca de lava absorbe el sonido y refuerza la sensación de aislamiento que se siente al caminar por este territorio indómito.
Datos breves
- Si colocas una brújula en la superficie de roca volcánica, quizá reaccione al magnetismo natural
- La superficie es tan dura que no se puede penetrar con los artículos típicos de senderismo, como picos y hachas
Cómo llegar
Al bosque se puede llegar en tren y taxi o coche.
Toma la línea Chuo hasta Takao y haz transbordo a la línea principal Chuo. En Otsuki, haz transbordo a la línea Fujikyuko y bájate en la estación de Kawaguchiko. Desde allí, tardarás de 30 a 40 minutos en coche, dependiendo del tráfico.
Riqueza natural
A día de hoy, la zona permanece en gran parte intacta, por lo que todavía se puede encontrar un tipo de vida silvestre muy difícil de ver en Japón. Si tienes suerte, tal vez consigas ver un visón japonés, un jabalí o al pequeño y solitario topo japonés. También hay osos negros asiáticos por la zona, así que recomendamos caminar con precaución.
Los amantes de las aves quizá también tengan suerte y vean alguna tórtola oriental o una de las muchas especies de cuco que habitan en las copas de los árboles.
La infame reputación del bosque
El lado más oscuro del bosque ha servido de inspiración al folclore y la cultura popular, pero también a una serie de novelas, programas de televisión y películas de Japón. Según el folclore japonés, por la zona se pasea el yurei, una especie de fantasma atormentado.
Cuevas a las que asomarse
El bosque es, en muchos aspectos, un paraíso intacto. Hay varias cuevas interesantes, como la cueva de hielo de Narusawa , la cueva del viento de Fugaku, y dos cuevas de lava diferentes al pie del monte Fuji .
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