ITINERARIOS Dos días de peregrinación en Shikoku Sigue los pasos del estimado monje budista japonés Kobo Daishi hacia la iluminación
Shikoku es conocido por sus 88 templos relacionados con Kukai, póstumamente conocido como Kobo Daishi (774-835). Hombres y mujeres de todas las edades han recorrido esta ruta de peregrinación durante más de 1200 años.
Aspectos destacados
- Vive la experiencia de un peregrino siguiendo los pasos de un monje budista iluminado
- Explora una de las prefecturas menos visitadas de Japón
En Ryozenji, el templo número 1, puedes adquirir todos los artículos necesarios para tu caminata, como bastones de senderismo o cuerda de escalada si quieres vivir la experiencia en su máxima expresión; aunque para hacer la ruta no es obligatorio llevar el equipamiento completo.
El templo lo fundó el sacerdote budista japonés Gyoki Bosatsu (668-749). Más tarde, Kobo Daishi lo visitó para pedir protección para los agricultores afectados por catástrofes naturales o epidemias.
15 minutos
Gokurakuji, el templo número 2, cuenta con una larga historia de alrededor de 1200 años.
Cuenta la leyenda que tocar el gran cedro que se encuentra en el interior del recinto del templo, conocido como el «cedro de la longevidad», concede una vida larga. Este árbol tiene más de 1200 años y se cree que lo plantó el mismo Kobo Daishi.
35 minutos
Según el mito, Kobo Daishi cavó un pozo en los terrenos del templo Konsenji —el número 3— para los habitantes de la zona que padecían una sequía, y que el agua que empezó a brotar les bendijo con el don de la longevidad.
1 hora y 7 minutos
Dainichiji también es conocido como el templo de la tranquilidad por su apacible entorno natural rodeado de bosques por tres lados. Es el templo número 4 de la ruta de peregrinación y, en su interior, cuenta con 33 estatuas de Kannon en el pasillo que conecta la sala principal con la sala Taishido.
26 minutos
Jizoji es el templo número 5 y en el que, presumiblemente, Kobo Daishi talló la estatua de la victoria en batalla, conocida como Shogun Jizo Bosatsu, que se venera como objeto sagrado. Cuenta la leyenda que, como el nombre de la estatua incluye la palabra shogun —con la que se designa a los comandantes militares— el templo fue y es muy valorado por señores de la guerra como Minamoto no Yoritomo, el fundador del shogunato Kamakura.
En la sala Okunoin (Rakando) del templo, hay numerosas estatuas de los discípulos de Buda, cada uno con una expresión diferente. Si bien como su nombre indica debería haber 500 estatuas a tamaño real, hoy solo se conservan 200. Las otras 300 se destruyeron tras un incendio fortuito en 1915.
65 minutos
Este es el lugar donde Kobo Daishi descubrió una fuente termal que, según se dice, es eficaz para curar todas las enfermedades. El recinto del templo cuenta con una casa de huéspedes donde podrás alojarte.
13 minutos
Reza por gozar de salud ocular en Jurakuji, el templo número 7, un lugar frecuentado por peregrinos con problemas de visión. El complejo había sido más extenso, pero muchos de los edificios fueron arrasados por el fuego en un gran incendio que tuvo lugar durante el siglo XVI.
50 minutos
El templo número 8 es Kumadaniji, cuya puerta Niomon se considera la más grande de todos los templos de esta ruta de peregrinación. Si viajas a principios de primavera, quedarás embelesado con la espectacular estampa de los cerezos en flor.
32 minutos
La última parada de esta ruta es Horinji, el templo número 9 y el único de los 88 con una estatua de Buda reclinado Shaka Nyorai, tallada por Kobo Daishi y presumiblemente con propiedades curativas.
Después de visitar Horinji, puedes continuar por la ruta de peregrinación Shikoku Henro hasta Kirihataji, el templo número 10. También puedes regresar a la estación de Tokushima para tomar un tren rápido hacia otros destinos de la ruta, o volver a la isla de Honshu.
Déjate cautivar por las impresionantes vistas del valle de Iya , una de las zonas menos exploradas de Japón. Recorre los caminos serpenteantes para encontrarte con símbolos de interés como la estatua del niño meón. Cuenta la leyenda local que los niños más atrevidos orinaban en la roca que más sobresale del acantilado en un gesto de osadía. Casi al final del valle, se halla el curioso puente colgante de 45 metros, Iya Kazurabashi , construido con lianas.