Recreación en el monte Fuji: desde baños termales hasta montañas rusas
Comúnmente considerado como el símbolo nacional de Japón, el monte Fuji , con sus 3776 metros de altura, es la montaña más alta y hermosa del país. Aunque el ascenso a la cima es la principal actividad estival y se trata de una peregrinación anual para algunos, existen muchas otras formas de contemplar y disfrutar de esta majestuosa montaña.
El arte del baño
Si quieres disfrutar de los baños termales japoneses o sento, podrás encontrarlos en las calles secundarias de cualquier ciudad del país. Estas piscinas comunitarias, similares a los onsen, están fuertemente arraigadas en la tradición japonesa y se llevan utilizando como centros de reunión y comunicación local desde hace mucho tiempo. El monte Fuji es la imagen más utilizada como decoración mural en estos sento. Estos murales, denominados «penki-e», suelen ser repintar al menos una vez al año y muestran imágenes del monte Fuji desde distintas perspectivas. ¿No puedes visitar el monte de verdad? Dirígete a un sento y disfruta de un baño a los pies de este monte sagrado en cualquier parte del país.
Sumérgete en aguas rodeadas de suntuosos paisajes
Los baños de aguas termales, reservados en su día a la aristocracia japonesa, son ahora de acceso público. Saca el máximo partido al esplendor visual que ofrece el paisaje local del monte Fuji y visita, a sus pies, algunas de las mejores aguas termales de todo Japón. Para vivir una auténtica experiencia japonesa, reserva una estancia en una posada o ryokan local y disfruta de un baño en las aguas termales de un rotenburo al aire libre. Las espectaculares vistas de la montaña no te decepcionarán. Algunos balnearios ofrecen visitas de un día, una opción interesante para aquellas personas cuyo presupuesto no les permite pernoctar en un complejo de lujo.
Emociones fuertes en el monte Fuji
Si bien el monte Fuji es un lugar sagrado a menudo relacionado con la tranquilidad y el sosiego, la yuxtaposición que ofrece la posibilidad de contemplar esta montaña desde lo alto de una vertiginosa montaña rusa es una experiencia única. Visita el parque de atracciones Fuji-Q Highland para ver el monte Fuji desde una perspectiva totalmente diferente o dirígete al Fuji Safari Park para observar cómo sus leones y elefantes africanos campan en libertad.
La zona alberga además otros lugares de interés, como la cueva del viento de Fugaku, la cueva de los murciélagos de Saiko o la cueva de hielo de Narusawa , todas ellas situadas en las faldas de la montaña. Estas cuevas, caracterizadas por ser frescas en verano y cálidas en inverno, evocan aquellos tiempos en los que el monte Fuji era un volcán activo.
Deportes acuáticos en los cinco lagos del Fuji
La región de los cinco lagos del Fuji , situada al norte del monte homónimo, es un destino muy popular entre los amantes de las actividades al aire libre. Los lagos Yamanaka y Kawaguchi , rodeados de numerosos complejos turísticos y posadas tradicionales, ofrecen la posibilidad de practicar tanto senderismo como múltiples deportes acuáticos. Los lagos más pequeños, a pesar de tener una afluencia mucho menor, ofrecen asimismo unas vistas espectaculares. Navegación, pesca, windsurf, esquí acuático e incluso parapente son solo algunas de las actividades que se pueden practicar en esta zona.
Una escalada de gran altura
Ni que decir tiene que la experiencia más memorable de la zona es el ascenso a la cima del monte Fuji . Las rutas existentes solo están abiertas entre julio y principios de septiembre, por lo que la mayoría de ellas suelen estar muy transitadas. Aprovecha las últimas horas del día para completar tu ascenso a la cima y evitar así el calor del verano. En los distintos puntos de partida, situados en la 5.ª estación de cada una de las rutas, las temperaturas suelen ser bastante más bajas que en las zonas situadas al pie de la montaña.
Escalar el monte Fuji por la noche te permitirá llegar a la cima al amanecer para participar así en el goraiko o adoración al sol, un término muy adecuado para describir lo que esta aventura supone, ya que subir a lo alto la montaña más sagrada y culturalmente significativa de Japón es sin duda una experiencia inolvidable.